domingo, 11 de abril de 2010

El Morro



Un cerro hermoso que se ve desde Mercedes. Está a unos cincuenta kilómetros. Se llega por autopista al pueblo de San José del Morro, y de ahí unos ocho kilómetros por camino de tierra y piedras chicas hasta una estancia, La Morena, desde cuyo casco se puede tomar un sendero bien demarcado y se llega al borde de la "olla" o cráter en unos 45 minutos caminando.






Hoy domingo me levanté a las 6:45. Desayuné un yogur con cereales y esperé que viniera Claudio para ir hacia ese cerro. Llegó tarde, una costumbre en él (no sé si la costumbre es llegar tarde, o decir mal la hora a la que va a llegar). Salimos en su auto. Tomamos un café en una estación de servicio y encaramos por la autopista. Eran las nueve de la mañana cuando llegamos a la estancia. Un día soñado. Fresco, sin mucho viento y con casi nada de nubes. Acomodamos nuestras mochilas, que cargaban muda de ropa, rompeviento, barras de cereal, agua y algunas cosas más.



Llegamos al cráter en treinta minutos, con un trote suave la mayor parte del camino, ahí tomamos agua y decidimos subir el pico que teníamos a nuestra izquierda, mirando el cráter. Esa fue la parte más exigente junto a la bajada.


La tranquera, a 30 minutos de la base



En subida nos dimos cuenta que nos faltaba un poco de resistencia en cuádriceps, y en la bajada se nota, ahí sí, que hay que entrenar muy bien en forma excéntrica (o negativa para los que van al gimnasio).

Cuando estuvimos en el filo el viento realmente es más frío y más fuerte. Es como dicen en todos lados, el clima cambia muy rápido estando arriba.



De fondo la olla del Morro
En total tardamos 45 minutos en bajar. Nos cruzamos con gente que iba en cuatriciclos, y un grupo de 10 o 12 personas que subían caminando. Al llegar a las casas tomamos agua, comimos unos sandwiches de jamón crudo y mignón, y a manejar hacia Mercedes, ya que me esperaba en casa un plato de pasta reparadora. Llegué a casa y había una tira de asado y chorizo... no me quejé obvio, lo regué con un tinto y a dormir la mejor de las siestas.

domingo, 4 de abril de 2010

Domingo casi lunes

Casi lunes, es lindo poder escribir y nada más.


Hoy tenía ganas de poder contarles cómo era la ciudad en la que vivo. Muchos dicen "mi ciudad", yo a veces también utilizo la frase, pero me doy cuenta que nada es de uno, por lo menos no he comprado un terreno siquiera. Pero hay cosas que sí son de uno. Un cigarrillo que se fuma mirando un atardecer al costado de un camino. El ruido del viento. El olor del humo de chimeneas a la tardecita. Esas cosas las siente uno a su manera, y de nadie más.
Y así se debe de sentir la ciudad "de uno". Cada uno a su manera.
Yo la siento tan linda a veces, pero no de verla, sino al imaginarla. Y la imagino treinta años atrás, cuando la caminaba por todos sus costados.
Era una ciudad de cuarenta o cincuenta mil personas. Había tres o cuatro cines, dos o tres supermercados, cuatro líneas de colectivos, dos frigoríficos, y una base aérea algo lejos.
Era una ciudad en la que se vivía tranquilo, más que nada tranquilo.
Hasta que un día vino el progreso y se acabó la tranquilidad.
Vinieron de todos lados. Vinieron fábricas, con su gente, y más gente que seguía a esas fábricas.
Y pasaron algunas de estas cosas


Se hicieron muchas casas y barrios.....pero las escuelas de aquella época casi que son las mismas.
Ahora quieren traer cines para tanta gente.....porque no queda ninguno de los tres o cuatro que había.
Instalaron Hipermercados....en los clubes que contenían, hermosos clubes.
Se hicieron hospitales....que no se usan, sólo está el viejo Policlínico.


Vuelvo a ese momento, el de la llegada del progreso. Alguien me puede decir qué es el progreso en un lugar?
No veo progreso en tener el mismo hospital, las mismas escuelas, las mismas comisarías... habiendo triplicado el número de habitantes. No veo progreso en que haya lugares de la ciudad que no se puede entrar, no se puede entrar. No veo progreso en que nadie se conoce, que se hayan perdido palabras tan lindas como buen día, gracias, permiso, por favor, hasta luego.
No hay progreso si para ciertas cosas uno deba seguir dependiendo de otra ciudad igual a la mía, pero con la gente que se dedica a decirnos si podemos o no.

Antes de seguir, aclaro. No tengo ninguna afición política, no soy peronista ni radical ni socialista ni liberal ni nada de nada. Soy un ateo político. Es simple. He comprobado que condición sine qua non para llegar al poder es transar, tenga el color que tenga. Así que si llegó Juan o Pedro es porque algún favor deben, y lo van a devolver seguro. No se llega por lindo o bueno.

Vuelvo a la ciudad. Era linda en serio. Era cuadrada, las calles iban y venían en un orden, ahora no se sabe cómo es que se dispuso que ésta suba y aquella otra baje. Hasta había un hipódromo. En la ciudad de los puntanos han hecho uno muy lindo ahora, el de acá es un "parque".

No puedo seguir escribiendo, me da bronca lo que han hecho con esta ciudad. La destrozaron de a poco, y lo siguen haciendo.

sábado, 3 de abril de 2010

LAS SIERRAS





Algunos de mis amigos saben que me ha empezado a gustar eso de andar corriendo. En realidad, siempre me ha gustado. Ahora que piso casi los 40, con más razón. Me gustan todos los deportes, algunos más que otros.

Volviendo a lo de correr, estoy intentando adquirir resistencia como para terminar esas carreras que tienen el extraño nombre de trail running, una "carrera por sendero". Bah, para mí son carreras de montaña, más largas más cortas de un día o dos o tres, con orientación o no, con bici o sin, y muchísimas más categorías. La verdad, no me gusta encasillar las cosas, sea lo que sea. Escucho decir "juego al tenis, pero eso sí, en ladrillo, a mí el cemento no me va"... y para mí al que le gusta el tenis lo va a jugar donde sea, sino no es tenis, es "tenis de clay o ladrillo o arcilla".

En esto de correr por la montaña, para entrenar se me complica por la distancia, porque el cerro más cerca lo tengo a 60 km más o menos. La cosa que ayer salí con tres compañeros más.

En teoría la cosa era ir de El Morro a La Esquina en bicicleta (20 km), subir el cerro (700 m de desnivel con hermosa pendiente), y luego regresar los mismos 20 km.

Salimos temprano. Estaba lloviendo. Llegamos a El Morro y seguía cayendo agua. Como una orden divina San Pedro autorizó la salida hacia La Esquina y ya no llovía. Igualmente estábamos "emponchados".

Es hermoso andar por esos caminos, lejos de todo. Uno repite "esto es lindo y no Buenos Aires" como siempre dice David, un amigo que vive ........ en Buenos Aires. A mitad de camino pinchadura de cámara, yo. Cambiamos y seguimos.

Una mañana soñada. Atrás El Morro.



Llegamos a La Esquina. Nos recibe un encargado.Cambié la remera ya mojada. Subimos al cerro. Íbamos bien. Pero abajo se venían firmes las nubes y ya tapaban los cerritos más bajos. Entonces, antes de que nos desviáramos por no ver el sendero y demorar el regreso, decidimos bajar. Teníamos la cima a 200 metros o menos, pero bueh!, ya lo subiré en la próxima.

De fondo se ven las nubes, debajo nuestro.




Al regresar la temperatura había descendido algo. Estaba nublado y por ahí de a ratos asomaba el sol. Nada fuera de lo común......... hasta que.

Frenada delante mío, yo sin tiempo de reacción, volada, rodada, golpe y todo que se va al c..... Quedaban 10 o 12 km por delante, tenía que asistirme y no había otra que la bici amiga para la vuelta, no veía muy bien el camino, pedaleaba con bronca, quería llegar a lavarme la cara por lo menos y ver cómo había quedado. Ahora me gustaría que volviéramos todos a la primer foto. Vieron lo mismo que yo? Sin casco ni guantes ni nada. Como cuando éramos chicos y andábamos en las canteras, en los guadales, en las vías del tren. Justamente con Gustavo mi amigo hablábamos de eso en el camino. Que yo era el único sin casco ni guantes (teniendo y dejándolos en casa).



En definitiva, así quedó mi cara







Resumiendo, la sierra es hermosa. Correr por esos caminos es especial, pero también hay que respetar su naturaleza. Es dura (sobre todo la piedra en la que aterrizó mi pómulo jaja!, permítanme una primera risa contenida) y uno debería ser un poco más conciente y no tan "niño". Nadie me va a sacar el sabor de la adrenalina al ir bajando por esos caminos. Se lo recomiendo a todos mis amigos. Ahora sólo pienso en el domingo que viene. Esta vez llevaré casco, lo prometo.