lunes, 15 de noviembre de 2010

Mi querido Morro


Este domingo fui al Morro como casi todos los fines de semana. Me encanta.
Esta es otra vista de la hermosa bajada que hay. No es sendero, no es liso, no es piedra. Es simplemente sierra. Y es tan linda.
Si uno sigue la flecha llega a La Esquina, que se ve abajo. Lindo lugar, lindo para conocerlo un poco más cada vez que lo corro.




Esta vez nunca me había pasado tan cerca un cóndor, y la verdad no voy a estar tranquilo del todo hasta que no le saque una foto. No se puede describir con palabras.

Les dejo otra imagen.
Serpiente de piedra

Sigo con esto

Hoy tengo ganas de contar cosas. O de pensar en voz alta, y escribirlas, y tratar de que me entiendan que sería la parte difícil del asunto.
En el mes de octubre íbamos camino a San Rafael, Mendoza, porque correría una media maratón en el Cañon del Atuel. El camino es todo árido yendo desde San Luis, no hay nada, no hay poblaciones con mucha gente, uno diría que es el desierto, y vuelvo atrás, que no hay nada. A ese punto quería llegar. Siempre hay algo, y lo más interesante, siempre hay belleza donde uno quiere encontrarla. Mi hija obtiene algunas fotos lindas, cuando tiene ganas. Esta vez ella bajaba del auto por lo que fuera, y ya estaba apuntando a algo y disparaba. Esta foto es de los "yuyos" que se encuentran al costado del camino, en donde "no hay nada", y sin embargo a mí me encanta mirar esas flores.
Hay veces en que hablo con mis hijos y les cuento que uno de mis deseos es poder hacer cacería fotográfica. Sé que el término es safari, pero a mí me gusta lo de "cazar" al animal con la lente. Se me hace que ha de ser difícil estudiarlo, conocerlo, acecharlo, perseguirlo, acercarse, y luego de todo eso dispararle y lograr una buena foto que quede en un álbum, en una pared, en mis retinas, y no un trofeo muerto de pelos y olores que encabezará un living sólo para obligar a una pregunta que nos alimente el extraño ego de sentirnos cazadores.
Sigo con el relato del viaje.
Esto que cuento fue en octubre, como dije. Hacía calor. Habíamos alquilado unas cabañas camino al lugar de la carrera. El lugar, hermoso. Ya me habían dicho y lo comprobé aparte de otras cosas, que lo verdaderamente lindo era lo que el hombre había logrado en ese desierto. Y es así. Todo lo que se hizo le da esa belleza al lugar, desde un dique a un canal que lleva agua a una finca rodeada de álamos y frutales con colores que provocan silencio.

La carrera al fin y al cabo es siempre una excusa para conocer lugares, gente, costumbres de los que se enriquece este hermoso país. Por supuesto que entreno todo lo que puedo para tratar de disfrutarlas, pero no olvido que es tanto importante lo otro también.

Ese domingo sólo fui a conocerme más en este tipo de carreras.

Una largada con casi 300 runners. A poco de empezar una subida bien cojuda, de las que queman. Ya sabía esto así que me lo tomé con calma. Luego vinieron como 12 o un poco más de meseta con arena que cansaba de a poco y ahí ya no me gustó tanto, porque el paisaje ya no fue tan divertido pero más que nada no le encontraba la gracia de correr por el guadal tanto. Eso no quitaba nada de lo lindo en general que yo vivía corriendo en San Rafael.

Detalle del Cañón del Atuel. Por ahí debo de haber andado corriendo

En la recta final de la carrera una bajada tremenda, de guadal que te hundías hasta la mitad de la pierna casi, y ahí como para no perder la costumbre...sí, me acalambré. Esta vez por zonzo y hacerle caso a uno de atrás que me "apuraba", para qué!? pienso ahora, para qué apuré?!. No importa, todo esto lo anoto en el debe del aprendizaje.

En total fueron 2:21 horas. Buen tiempo para un gordo de más de 90 kilos y que entrena cuando puede y come a cada rato jaja! Al finalizar mostramos las medallas con mis hijos, ya que ellos habían corrido la Kids antes. Ese también fue un detalle hermoso.

El otro día escuché decir a un tipo con mundo encima que al final de su vida se estaba dando cuenta que de esta vida sólo se estaba llevando las pequeñas cosas cotidianas y no los grandes honores ni reyes ni riquezas. Será así entonces? Por el momento esas pequeñas cosas me llenan, me completan.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Recomienzo

Bueno, antes que nada ya se me fue casi todo ese dolor feo de la ingle. Espero que por un tiempo se mantenga así, stand by.
Paso a contarles. He comenzado a entrenar nuevamente con un plan. Esta vez tuve la suerte de encontrar un coach, alguien con experiencia, y que además tiene una paciencia extrema. Estoy contento. Noto que me entreno con algo más que ganas. Espero, eso sí, que a la larga dé frutos. Por el momento empecé por este mes sólo con ejercicio aeróbico y complemento de pesas, una vez a la semana voy al querido Morro y el domingo algo muy suave. He bajado alguna libra de peso, pero me quedan unos quintales aún por eliminar.
Se viene San Rafael el 16 de octubre. Ya me inscribí y espero que las carreras previas me sirvan en algo, por lo menos lo que no quiero es acalambrarme, es horrible.
Ya les contaré cómo va todo. Y subiré alguna que otra foto.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Más carreras

Estoy enojado, me duele la ingle, y es una hernia inguinal que en algún momento me va a llevar al quirófano. No es tan dramático tampoco, pero da bronca que cuando uno se mentaliza en entrenar firme para un objetivo, tenga estos contratiempos, pero ya está, veremos la evolución a decir de los médicos.

Volviendo a las carreras, he corrido una de 9 km el otro día en un pueblo del interior de Córdoba, General Deheza. Fuimos con Luis y otro amigo. Era mi primer experiencia, y la pasé bárbaro. Salimos al mediodía rumbo a Deheza distante unos 180 km de Mercedes. La carrera se largaba a las 16 así que haríamos tiempo como para inscribirnos antes y hacer todo en forma tranquila. Así fue.

De la carrera mucho no puedo escribir, ya que es un mundo extraño para mí. Eso sí, QUÉ RÀPIDO SALEN!. La gran diferencia que noté respecto a una carrera de montaña fue esa, acá se sale fuerte y no se guardan nada. Hice los casi 9 km en 36'30'' más o menos. Para mí bárbaro jeje! Ahí les dejo una foto del gordo Benites llegando.


Mis próximas carreras serán el 03/10 una carrera de 10 km en la ciudad de los puntanos, San Luis o algo así, luego el 16/10 en San Rafael la de la serie Optitech de 21 km en el Cañón del Atuel. Otra cosa, estoy viendo la posibilidad de dejar de hacerme el autodidacta e iniciar un plan en serio con un coach, veremos y les contaré cómo me fue, obvio. Hasta la próxima.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Una carrera hermosa



Les cuento que este fin de semana me llegué a La Cumbrecita, un lugar en el medio de las sierras cordobesas. La verdad, no conocía y no me imaginaba una gran cosa, pero al llegar me sorprendió lo lindo que es. Antes de seguir prefiero decirles a qué fuí. Me había inscripto en una carrera de 21 km, parte de una serie, que culmina a fin de año con una maratón de 42 km en Villa La Angostura, otro lugar de ensueño, pero que me parece que está lejos de mi bolsillo, muy lejos. Habíamos decidido ir en familia. Salimos de Mercedes el sábado casi al mediodía, viajamos tranquilos, conociendo los lugares que encontrábamos en el camino y arribamos cerca de las 4 de la tarde. El plan era retirar el kit de corredor, estar un rato conociendo y seguir hasta Córdoba ciudad para dormir.


Sigamos con el lugar al que fuimos. Luego de muchas curvas y bastante en subida, nos fuimos acercando.El paisaje que va apareciendo de a poco es más o menos así.



Soy conciente que la calidad de las imágenes no es óptima siquiera, pero son capturadas por mi hija con su teléfono y con el auto en movimiento, así que asumo la culpa de no tener algo mejor que mostrar.Ahora a lo nuestro. La carrera.


Amaneció el domingo con un día primaveral, llegamos a las 10 y la carrera comenzaba a las 11. Hice los últimos arreglos, cargué los geles, los auriculares por si necesitaba motivación al final y nos encaminamos a la largada. Aclaro, me encantaría escribir todos los detalles, pero va a ser en otra entrada, hoy estoy cansado. La carrera, hermosa. La disfruté, no corrí como un atleta, sino como alguien que va a disfrutar y aprender sobre esto, y más que nada, conocerse uno mismo, explorar los límites del propio cuerpo. Tardé 2:28 hs en hacer los 21 km, ya sé, parece que caminé casi todo el recorrido, pero lo hice tranquilo. Qué aprendí esta vez? ...que los calambres pasan, que se puede pasar a varios competidores al final, que estar bien hidratado desde el día anterior ayuda y mucho, que aunque parezca una zoncera hay que conocer bien el recorrido y programar la carrera, y varias cosas más.... Ahora me espera otra de 21 km en San Rafael, provincia de Mendoza en cotubre, y espero que alguna otra más antes de mi deseo o sueño que es la Cuatro Refugios en Bariloche en febrero. A esa la quiero correr y disfrutar.


Antes de cerrar, lo mejor de todo fue esto. No hay paisaje, ni clasificación, ni trofeo que se compare a compartir la llegada con los dos motivos de vivir de cualquier persona.



jueves, 5 de agosto de 2010

Vuelvo de a poco

He visto que no he escrito, y sin embargo siempre hay cosas sobre las cuales escribir y decir, así sea en silencio. De las cosas que más me gustan están las que se charlan en silencio. Más que gustarme, las disfruto.
Hay veces en que existe un silencio obligado, pero en un atardecer mirando el ocaso no hay nada que nos obligue a callar, salvo el momento. Esos silencios disfruto.
Muchas veces he dicho que me gusta el frío, y eso es algo que también se disfruta. Miren esta
foto del Morro.

La belleza misma del lugar invita a no decir palabra. Sólo escuchar.
Esa es una de las cosas que me entusiasmó para correr por la montaña. El silencio, sin palabras para decir, sin charlas a los gritos, sólo el viento.

lunes, 24 de mayo de 2010

Y llegó el día nomás

Hoy es lunes 24 de mayo, ayer domingo se corrió la Short Mision. Es una carrera de montaña de 40 kilómetros parte de una serie que culmina con La Misión, un ultra trail de 150 km.
Como he dicho antes, venía entrenando hace unos tres o cuatro meses, y una de las cosas que me había propuesto era terminar un maratón de montaña, como sea, pero terminarlo. Así que voy a repasar con ustedes lo que vine haciendo este tiempo.
En primer lugar, luego de casi 25 años, dejé de fumar. Es una de las cosas de las que estoy orgulloso también, porque no es fácil. A principios de noviembre lo hice, hace ya unos 6 meses. Y no lo extraño como creí en su momento que iba a pasar. Pero más allá de limpiar mis pulmones, tampoco quería pagarlo con el aumento de peso, a veces común y engorroso, así que empecé a hacer un poco más de deporte. Pero no era suficiente. Y en enero más o menos, me picó el bicho de esto de las montañas. Y ahí empecé a entrenar. Pero no había dejado de jugar al tenis, y eso sumado a mi de por sí elevado peso, me lastimó la rodilla derecha. Así que el panorama en febrero era: casi gordo, rodilla lastimada, ansioso, sin base aeróbica, lo peor....al borde de los 40 años. Así empecé.
Leí que una meta sin un plan es un deseo. Entonces tenía que tener un plan....y una meta. Así que le apunté a una carrera de 80 km en dos días. Tenía más de un año por delante. Se hace en febrero, en Bariloche y se llama Cuatro Refugios. La idea es tomarlo como unas vacaciones para la familia, conocemos, paseamos y ya que estamos, me corro una carrera. Ya están al tanto de lo que quiero hacer.
Mirando y mirando páginas, me encuentro con esta serie de La Mision. Y ya tenía entonces una primera meta para probarme. Busqué planes de entrenamiento en la web pero casi todos requerían una base aeróbica de 2 o 3 meses, que yo no tenía. No importaba. La iba a inventar.
Corría casi todas las siestas, en el intervalo del trabajo. Fuí un mes al gimnasio para fortalecer las rodillas. Viajé al Morro y a Potrero de los Funes para probarme en montaña y creí hasta ayer que ya estaba preparado.
Vamos a la carrera.
Llego a Potrero de los Funes el sábado al mediodía a la casa de los padres de Francisco, el amigo con el que subí a Valle de Piedras vez pasada. Almorcé con ellos y la hermana. Luego fui a registrarme, me dieron el kit con un cuellito muy lindo que ya perdí en manos de mi hija. Luego a pasear. Esa noche cené unos ricos tacos con un rico malbec. A dormir.
Me levanto a las 7:30 del día de la carrera. Desayuno unos cereales con mates. Hago tiempo viendo algo de Roland Garros y a eso de las 8:45 salgo hacia el lugar de la largada a unas 4 cuadras.
El día lluvioso y frío. Había nevado en la cumbre de uno de los cerros a subir. El organizador nos anuncia que se modificaba el recorrido por ese motivo. A las 10:10 comenzó.


Antes de largar


Resumo la carrera a mi manera, la de un principiante. Acá no hallarán datos técnicos, sólo sensaciones de alguien que disfrutó y sufrió.
Sentí que podía correr a la par de los que ya llevan un cierto tiempo en esto, seguí el ritmo de ellos, pero algo muy dentro me decía que no debía de ser tan fácil. Si yo había entrenado sólo 3 meses y corría prácticamente a la par de ellos.... no, no podía ser cierto. Pero zonzo de mí, seguí sin hacerle caso a mi instinto. Y el golpe fué a la mitad exacta. Bajé el ritmo y sentí cómo dos forzudos sicilianos me estrujaban los bíceps crurales, se ensañaban y no dejaban que caminara siquiera unos metros. Me relajé, pero algo me dijo pibe, si estás así a la mitad no me quiero imaginar cómo vas a hacer para terminar.
Los calambres cedieron. Seguí. A los quinientos metros de nuevo. Y a los dos mil igual. Acá ya se me presentó la peor duda, porque si seguía me metía en el monte y la montaña y un eventual rescate sería bastante complicado. Caminando se fue calmando, hasta que en una subida siento el calambre más feo para mí, el de los aductores, sí, ambos en simultáneo, horrible. Me relajé, y alguien muy sabio que pasó me dijo relajate, saludá a los que pasen y tomá líquido, después seguí. Un genio. Hice eso. Caminé tranquilo, y me alcanza Matías. Un gran compañero y en ese momento mi motor. Quiero hacer un alto acá, no puedo dejar de rescatar eso en este tipo de carreras. La camaradería. Me lo hizo notar el que pasó y me aconsejó, el que me ofreció agua, Matías, el que nos gritó desde arriba que el sendero era tal o cual, todo forma parte de una visión de las cosas totalmente distinta.
Sigo con la carrera. A esta altura estábamos en el filo, con varios grados bajo cero de temperatura, agua-nieve, garrotillo, todo junto. Al bajar hacia el río ya el corazón me abandonaba y volvía a correr con la cabeza nuevamente. Esta vez tratando de guardar acá o allá, sabiendo que faltaba tanto o cuanto. Ahora sí. Vimos la última subida. Matías se despega un poco. Llego al camino de comienzo y el control me dice falta un kilómetro.
Ya estaba. Bajada, barro, un último compañero, la lluvia que no importa, la entrada al pueblo, el arco final, fotos, risas, abrazos, alegría y cansancio. Fueron casi 6 horas y media de todas las sensaciones. Me sentí lleno de vida, y creo que era eso lo que buscaba con todo esto.
Esta fué la primera y la que creo que nunca voy a olvidar. Habrá otras carreras, otras sensaciones, otras metas, pero todas serán distintas.
Es martes en realidad, y todavía me duelen las piernas...

martes, 4 de mayo de 2010

otra subida

Hoy es martes, estamos en mayo y ya empezó el frío de a poco.
Ayer por suerte el día era primaveral.
Y fuí a Potrero de los Funes, cerca de San Luis capital a subir un cerro de ahí, el Valle de Piedra. Pasé por la casa de Francisco, un cirujano amigo que tiene una casa ahí. Llegué a eso de las 8 de la mañana, y en un rato ya teníamos las mochilas listas y partimos.
Empezamos por un sendero tranquilo, que nos llevó a un arroyo, lo seguimos al cruzar éste hasta una lomita. Estaba fácil, nos llevaba por un monte de molles quemados por el último incendio que había arrasado en la zona.




Molle quemado, antes del potrero





Y llegamos a un potrero de vacas, en un vallecito, y medio como que nos perdimos, yo diría que perdimos totalmente el sendero, el camino, la brújula, todo. Uno que quería ir por abajo, el otro rodeando una loma, uno que bajaba por el vallecito y el otro que no. La cosa que a poco menos de 45 minutos de haber salido ya estábamos perdidos.
Avanzamos faldeando una loma, llegamos a una bajada con pendiente y mucha vegetación, más que nada espinillos, "plantitas" de caldenes, "amor seco", etc. Ahora me arrepiento de no haber salido con pantalones largos, en ese momento sólo se escuchaba ay! uh! uyuy! y así. Es que las espinas me tenían mal. Cuando regresé a casa y me bañé se volvió a escuchar ay! uy! con el agua caliente de la ducha.
Siguiendo con el recorrido por fin pudimos dar con otro arroyo y de ahí ya nos orientamos con respecto a la ruta a seguir, pero pequeño detalle... no había ningún sendero y mis piernas me pedían a gritos que no las siguiera maltratando con pinchos y afines. Pero no fue así. Eso sí, las pendientes empezaron a ser tipo "quemamuslos".

Panorama de lo que venía


En un momento llegó la incertidumbre de seguir o no. Cada cual tenía sus razones para volvernos o para encarar la cima. Nos faltaban algo más de un kilómetro o eso nos parecía desde abajo, pero era bastante empinado. Al final, el carácter ibérico de mi compañero ganó, y le dimos para adelante nomás.

Acá dudábamos de seguir, se ve la cima

Esa encarada nos llevó una hora o algo más. Pero valió la pena. Es hermoso mirar todo desde arriba, uno se siente bien y quisiera que todos pudieran ver lo que uno ve. No se puede escribir, o tendría que describirlo como un poeta, porque es eso, poesía.

Abajo se ve Potrero de los Funes y a la derecha San Luis capital

La bajada fue todo anécdota. Desde que bajamos sin rumbo, cambiando la ruta totalmente, haciendo todo técnico prácticamente.
Aprendí varias cosas de este Valle de Piedra.
La próxima llevaré pantalones largos, no hace falta tanta agua ya que se cruzan algunos arroyos de agua cristalina y riquísima, las zapatillas Puma Trail Fox son buenas para correr pero en cuanto uno las hostiga un poco con las piedras medio como que les falta fortaleza, y algo más, se disfruta bastante avanzar sin sendero y tomando decisiones a cada rato. Eso obliga a tratar de mejorar en la próxima, y creo que de eso se trata: que haya siempre una próxima y que sea mejor.

domingo, 11 de abril de 2010

El Morro



Un cerro hermoso que se ve desde Mercedes. Está a unos cincuenta kilómetros. Se llega por autopista al pueblo de San José del Morro, y de ahí unos ocho kilómetros por camino de tierra y piedras chicas hasta una estancia, La Morena, desde cuyo casco se puede tomar un sendero bien demarcado y se llega al borde de la "olla" o cráter en unos 45 minutos caminando.






Hoy domingo me levanté a las 6:45. Desayuné un yogur con cereales y esperé que viniera Claudio para ir hacia ese cerro. Llegó tarde, una costumbre en él (no sé si la costumbre es llegar tarde, o decir mal la hora a la que va a llegar). Salimos en su auto. Tomamos un café en una estación de servicio y encaramos por la autopista. Eran las nueve de la mañana cuando llegamos a la estancia. Un día soñado. Fresco, sin mucho viento y con casi nada de nubes. Acomodamos nuestras mochilas, que cargaban muda de ropa, rompeviento, barras de cereal, agua y algunas cosas más.



Llegamos al cráter en treinta minutos, con un trote suave la mayor parte del camino, ahí tomamos agua y decidimos subir el pico que teníamos a nuestra izquierda, mirando el cráter. Esa fue la parte más exigente junto a la bajada.


La tranquera, a 30 minutos de la base



En subida nos dimos cuenta que nos faltaba un poco de resistencia en cuádriceps, y en la bajada se nota, ahí sí, que hay que entrenar muy bien en forma excéntrica (o negativa para los que van al gimnasio).

Cuando estuvimos en el filo el viento realmente es más frío y más fuerte. Es como dicen en todos lados, el clima cambia muy rápido estando arriba.



De fondo la olla del Morro
En total tardamos 45 minutos en bajar. Nos cruzamos con gente que iba en cuatriciclos, y un grupo de 10 o 12 personas que subían caminando. Al llegar a las casas tomamos agua, comimos unos sandwiches de jamón crudo y mignón, y a manejar hacia Mercedes, ya que me esperaba en casa un plato de pasta reparadora. Llegué a casa y había una tira de asado y chorizo... no me quejé obvio, lo regué con un tinto y a dormir la mejor de las siestas.

domingo, 4 de abril de 2010

Domingo casi lunes

Casi lunes, es lindo poder escribir y nada más.


Hoy tenía ganas de poder contarles cómo era la ciudad en la que vivo. Muchos dicen "mi ciudad", yo a veces también utilizo la frase, pero me doy cuenta que nada es de uno, por lo menos no he comprado un terreno siquiera. Pero hay cosas que sí son de uno. Un cigarrillo que se fuma mirando un atardecer al costado de un camino. El ruido del viento. El olor del humo de chimeneas a la tardecita. Esas cosas las siente uno a su manera, y de nadie más.
Y así se debe de sentir la ciudad "de uno". Cada uno a su manera.
Yo la siento tan linda a veces, pero no de verla, sino al imaginarla. Y la imagino treinta años atrás, cuando la caminaba por todos sus costados.
Era una ciudad de cuarenta o cincuenta mil personas. Había tres o cuatro cines, dos o tres supermercados, cuatro líneas de colectivos, dos frigoríficos, y una base aérea algo lejos.
Era una ciudad en la que se vivía tranquilo, más que nada tranquilo.
Hasta que un día vino el progreso y se acabó la tranquilidad.
Vinieron de todos lados. Vinieron fábricas, con su gente, y más gente que seguía a esas fábricas.
Y pasaron algunas de estas cosas


Se hicieron muchas casas y barrios.....pero las escuelas de aquella época casi que son las mismas.
Ahora quieren traer cines para tanta gente.....porque no queda ninguno de los tres o cuatro que había.
Instalaron Hipermercados....en los clubes que contenían, hermosos clubes.
Se hicieron hospitales....que no se usan, sólo está el viejo Policlínico.


Vuelvo a ese momento, el de la llegada del progreso. Alguien me puede decir qué es el progreso en un lugar?
No veo progreso en tener el mismo hospital, las mismas escuelas, las mismas comisarías... habiendo triplicado el número de habitantes. No veo progreso en que haya lugares de la ciudad que no se puede entrar, no se puede entrar. No veo progreso en que nadie se conoce, que se hayan perdido palabras tan lindas como buen día, gracias, permiso, por favor, hasta luego.
No hay progreso si para ciertas cosas uno deba seguir dependiendo de otra ciudad igual a la mía, pero con la gente que se dedica a decirnos si podemos o no.

Antes de seguir, aclaro. No tengo ninguna afición política, no soy peronista ni radical ni socialista ni liberal ni nada de nada. Soy un ateo político. Es simple. He comprobado que condición sine qua non para llegar al poder es transar, tenga el color que tenga. Así que si llegó Juan o Pedro es porque algún favor deben, y lo van a devolver seguro. No se llega por lindo o bueno.

Vuelvo a la ciudad. Era linda en serio. Era cuadrada, las calles iban y venían en un orden, ahora no se sabe cómo es que se dispuso que ésta suba y aquella otra baje. Hasta había un hipódromo. En la ciudad de los puntanos han hecho uno muy lindo ahora, el de acá es un "parque".

No puedo seguir escribiendo, me da bronca lo que han hecho con esta ciudad. La destrozaron de a poco, y lo siguen haciendo.

sábado, 3 de abril de 2010

LAS SIERRAS





Algunos de mis amigos saben que me ha empezado a gustar eso de andar corriendo. En realidad, siempre me ha gustado. Ahora que piso casi los 40, con más razón. Me gustan todos los deportes, algunos más que otros.

Volviendo a lo de correr, estoy intentando adquirir resistencia como para terminar esas carreras que tienen el extraño nombre de trail running, una "carrera por sendero". Bah, para mí son carreras de montaña, más largas más cortas de un día o dos o tres, con orientación o no, con bici o sin, y muchísimas más categorías. La verdad, no me gusta encasillar las cosas, sea lo que sea. Escucho decir "juego al tenis, pero eso sí, en ladrillo, a mí el cemento no me va"... y para mí al que le gusta el tenis lo va a jugar donde sea, sino no es tenis, es "tenis de clay o ladrillo o arcilla".

En esto de correr por la montaña, para entrenar se me complica por la distancia, porque el cerro más cerca lo tengo a 60 km más o menos. La cosa que ayer salí con tres compañeros más.

En teoría la cosa era ir de El Morro a La Esquina en bicicleta (20 km), subir el cerro (700 m de desnivel con hermosa pendiente), y luego regresar los mismos 20 km.

Salimos temprano. Estaba lloviendo. Llegamos a El Morro y seguía cayendo agua. Como una orden divina San Pedro autorizó la salida hacia La Esquina y ya no llovía. Igualmente estábamos "emponchados".

Es hermoso andar por esos caminos, lejos de todo. Uno repite "esto es lindo y no Buenos Aires" como siempre dice David, un amigo que vive ........ en Buenos Aires. A mitad de camino pinchadura de cámara, yo. Cambiamos y seguimos.

Una mañana soñada. Atrás El Morro.



Llegamos a La Esquina. Nos recibe un encargado.Cambié la remera ya mojada. Subimos al cerro. Íbamos bien. Pero abajo se venían firmes las nubes y ya tapaban los cerritos más bajos. Entonces, antes de que nos desviáramos por no ver el sendero y demorar el regreso, decidimos bajar. Teníamos la cima a 200 metros o menos, pero bueh!, ya lo subiré en la próxima.

De fondo se ven las nubes, debajo nuestro.




Al regresar la temperatura había descendido algo. Estaba nublado y por ahí de a ratos asomaba el sol. Nada fuera de lo común......... hasta que.

Frenada delante mío, yo sin tiempo de reacción, volada, rodada, golpe y todo que se va al c..... Quedaban 10 o 12 km por delante, tenía que asistirme y no había otra que la bici amiga para la vuelta, no veía muy bien el camino, pedaleaba con bronca, quería llegar a lavarme la cara por lo menos y ver cómo había quedado. Ahora me gustaría que volviéramos todos a la primer foto. Vieron lo mismo que yo? Sin casco ni guantes ni nada. Como cuando éramos chicos y andábamos en las canteras, en los guadales, en las vías del tren. Justamente con Gustavo mi amigo hablábamos de eso en el camino. Que yo era el único sin casco ni guantes (teniendo y dejándolos en casa).



En definitiva, así quedó mi cara







Resumiendo, la sierra es hermosa. Correr por esos caminos es especial, pero también hay que respetar su naturaleza. Es dura (sobre todo la piedra en la que aterrizó mi pómulo jaja!, permítanme una primera risa contenida) y uno debería ser un poco más conciente y no tan "niño". Nadie me va a sacar el sabor de la adrenalina al ir bajando por esos caminos. Se lo recomiendo a todos mis amigos. Ahora sólo pienso en el domingo que viene. Esta vez llevaré casco, lo prometo.

















lunes, 1 de marzo de 2010

Cosas de chicos



Hoy al mediodía me llamó la atención algo simple y cotidiano. No sé porqué, no era extraordinario.


Jugando, mi hijo hacía "gárgaras" en el baño, y eso a la madre no le gustaba. Lógico, por dentro se reía. El nene se da cuenta instintivamente que puede seguir haciendo eso, y lo hace. Y lo hace. Y lo hace.....se pone pesado.


Y pienso nuevamente en mi infancia.

En el barrio en que vivía no había muchos "fulbos". Un Día del Niño, en el '78, mi padrino me regala uno con los colores de Argentina, sólo eso, los colores. Fue una alegría enorme en la cuadra. Todos los chicos de la misma jugamos esa semana en la "canchita del tala". Se pinchó una mañana, lo emparchamos, y creo que al mediodía ya estábamos jugando de nuevo.

Esa alegría la podría describir de igual manera como cuando mi papá me regaló un trompo, o cuando saqué la difícil, "el árbitro", en unas figuritas de la época, o en otras pequeñas cosas hoy, hoy, porque en ese tiempo fueron "galácticas".

Y hoy ví cómo mi hijo se divertía haciendo enojar a la madre con sus gárgaras. Y es posible que pueda recordarlo lejos adelante.

A qué iba con todo esto? No lo sé. Creo que me gustaría que no hubiera tanta internet, o cosas virtuales en sus vidas.

Se podrán recordar en un tiempo adelante este tipo de cosas como me acuerdo yo del fútbol, el trompo, el barrilete, las piedras de la payana, las bolitas? Es un tema harto trillado, pero lindo acordarse que todos éramos felices con poco, muy poco.

domingo, 28 de febrero de 2010

hoy comienzo


Bueno, la verdad que mucho de esto no sé, así que lo más probable es que dentro de un tiempo me ría de este momento.

En realidad voy a hacer esto de una manera más que nada de aprendizaje.

Este soy yo, con mi hijo en una cancha en Arizona (sur de San Luis, Argentina), fuimos a ver un partido de fútbol.

A medida que avance en mi aprendizaje espero que fluyan las noticias o lo que me venga en gana de escribir.
Espero volver a escribir pronto.
Un abrazo para todos.